La estructura de una cabina de seguridad es bastante similar a la de las campanas de flujo laminar vertical, pero además disponen de filtros HEPA en la salida del aire que retienen los contaminantes presentes, lo que permite proteger el producto, al operario y al medio ambiente.

Las cabinas de seguridad disponen de una lámina de vidrio de seguridad que proporciona la máxima capacidad óptica a los manipuladores mediante la amplificación de los componentes celulares. La calidad del aire en el interior de la cabina se mantiene (al aire libre o con circuladores y filtros) para garantizar que no haya partículas que puedan afectar a las muestras y los experimentos. También disponen de cabinas que emiten luz ultravioleta intensa en incrementos temporizados, facilitando así la esterilización del entorno.

• Todo el equipo adopta soldadura de placa laminada en frío, y la superficie es rociada electrostáticamente.
• El modo de suministro de aire del equipo se divide en suministro de aire vertical y suministro de aire horizontal, amortiguador de vidrio casi cerrado, que es fácil de operar.
  Pequeño y exquisito, se puede colocar libremente en el banco de trabajo general para su funcionamiento, lo que es conveniente para su uso en pequeños estudios.
• El sistema de ventilador es controlado por un interruptor remoto rápido y lento de doble velocidad para asegurar que la velocidad del viento en el área de trabajo está siempre en un estado ideal.

Una campana de flujo laminar es un equipo que se utiliza en los laboratorios con el fin de proporcionar un ambiente libre de contaminación, ya que ofrece una zona estéril y segura dentro del laboratorio, y en ella se puede realizar cualquier actividad que se requiera con seguridad. Las campanas de flujo laminar disponen de un filtro HEPA, que se encarga de filtrar el aire y mantener el flujo de aire.

Mientras que una cabina de seguridad biológica (CSB) representa una barrera de contención primaria que permite trabajar de forma segura con agentes biológicos. Se trata de un equipo que cuenta con una estructura diseñada para impedir la salida de bioaerosoles de la zona de trabajo y, por tanto, proteger a los usuarios y al medio ambiente de una posible exposición a agentes biológicos. Existen tres tipos: tipo I, tipo II y tipo III. En el caso del tipo I, proporciona protección al usuario y al medio ambiente, pero no protege el producto de una posible contaminación.